Tanzania y sus Productores

En Tanzania, el 90% del café está producido por pequeños agricultores que deben organizarse en cooperativas de al menos 50 miembros para poder vender su café en una subasta.
Visitamos dos de ellos: Gideon Pallangyo de la cooperativa Aranga en las laderas del Monte Meru (Arusha),

El otro en Machame en las laderas del Kilimanjaro.

Ambos están trabajando en colaboración con el Tacri (Instituto de Investigación del Café en Tanzania) y han recibido semillas de nuevas variedades híbridas más resistentes a la enfermedad del grano de café y la roya de la hoja, las principales enfermedades.

Ambos están a cargo del procesamiento del café, aunque sea con diferentes recursos y métodos. Tienen su propia despulpadora,

tanques o cubos de fermentación,

mesas de secado y recolección.

Ambas son empresas familiares que han recibido la herencia del café de sus padres, se criaron con café y con el dinero que podría proporcionar en ese momento. Ambos han seguido la tradición familiar y quieren transmitirla a sus propios hijos.

Pero esta vida ya no atrae a las nuevas generaciones.
Todos los productores enfrentan dificultades debido a las condiciones actuales en el mercado del café, con un precio por debajo de $ 1 / libra de café verde arábica.
A los que no puedan comprar el equipamiento o no tengan las habilidades suficientes para manejar el beneficio, se les paga por cada kilogramo de cereza entregado al beneficio húmedo, un precio aún más bajo a lo del café verde, menos de $1 / libra.

El hijo de Gideon, Samuel, explica por qué él y todos sus amigos que crecieron tomando café llegaron a este punto de inflexión. Algunos, nos dice Samuel, odian realmente el café y todo lo que conlleva. Porque han visto a sus padres dedicar sus vidas a algo que no les brinda condiciones de vida dignas. Porque el peso del cambio climático puede hacer que pierdan un lote entero.

Las nuevas generaciones renuncian a este juego. Ya no quieren cuidarlo más. Desean poder ofrecer una buena vida a sus hijos, una Productores de café en Tanzania
Entonces, ¿cuáles son las posibles soluciones y alternativas para motivar a las nuevas generaciones y hacerles volver al café?
Las certificaciones?

Aunque tengan sus limites, podrían ser uno de dos males menores ya que pueden dar acceso a un nuevo mercado y un mejor precio. La certificación de café orgánico, según Gideon, seria la más interesante.

Él mismo pasó desde la agricultura convencional a la agricultura orgánica hace tres años y ahora tiene la certificación. Nos explica que para él es más barato producir un café orgánico porque no necesita comprar productos químicos mientras mantiene el mismo volumen y la misma calidad. Si los productos químicos pueden ser eficientes, es a corto plazo. Pero a la larga, las enfermedades y los insectos se vuelven más resistentes. Además, los depredadores naturales ya han desaparecido y no pueden apoyar más a las defensas naturales de la planta.
Los insectos, dice, no son un problema importante. Él cree en el equilibrio natural de la biodiversidad: los camaleones, por ejemplo, son los mejores aliados del café porque comen sus plagas.

Para él, la certificación orgánica es menos restrictiva y también le da acceso a un nuevo mercado, ofreciéndole un mejor precio.
Para combatir las enfermedades del café, que es el principal problema que enfrenta en su finca, ha plantado y trasplantado nuevas variedades más resistentes del Tacri.

Gideon también comenzó a vender café por comercio directo (direct trade) hace tres años para el sector de cafés especiales. Esto le permitió no solo de beneficiar de un mejor precio sino también de recibir un apoyo directo y financiamientos para comprar el equipamiento necesario para el proceso del café y así controlar la calidad constante. Esto fue posible gracias a la colaboración y la confianza que desarrolló con sus compradores.
Gideon, al igual que otros productores, está preocupado por las nuevas regulaciones introducidas en Tanzania que ya no permiten ventas directas (ver artículo Coffee in Tanzania).
Temen de perder el valor añadido y el mejor precio que puede ofrecer el comercio directo. También temen de perder la relación estrecha y el apoyo que han recibido a través de esta asociación.
Los productores de café piden más transparencia y una mejor valorización del producto. También quieren tener un mejor acceso al crédito y a la capacitación, ya sea en el manejo de la finca, en agronomia, para el beneficio, el control de calidad, el tueste o la cata para mejorar sus propias habilidades, conocimientos y capacidad de negociación.
Todavía hay un largo camino por recorrer para satisfacer estas necesidades. Pero ahora llegó el momento para los actores más poderosos de la industria de hacer su autocrítica. Llegó el tiempo de cambiar de paradigma y de implementar métodos más sostenibles y éticos para ofrecer al café un mejor futuro.
